Las mujeres también matan

La idea de Acebes, de que los hombres que maltraten a sus mujeres sean expulsados de su casa, está muy bien, pero al ministro se le ha olvidado decir que, a la inversa, las mujeres que maltraten a sus maridos también deben ser extrañadas de su hogar. Esa sería la ley de la igualdad.

El clima es el siguiente: los hombres maltratamos y matamos, somos los verdugos y las bestias, violadores y asesinos. Las mujeres, sólo víctimas, inocentes totales, corderos. No es verdad.

No se publican los datos de hombres asesinados por mujeres. ¿No hay? Sí hay. ¿Porcentajes? La verdad de la condición humana, de la violencia reinante, del malestar enfermizo que a todos aqueja, no es cuestión de estadística.
Hay mujeres que se alían con sus amantes para asesinar a sus maridos. ¿Cuántas? Hay mujeres en una fértil tradición española de envenenadoras.¿Cuántas? Hay mujeres que maltratan a sus maridos de palabra y de obra. Se ve en la calle, en el lenguaje corporal y gestual de la calle, hombres, mayores, cohibidos y minimizados por una mujer rotunda, autoritaria y malcarada que ordena y manda. Silencio. Todos lo vemos y lo intuimos, está en nuestra experiencia personal, familiar, vecinal, pero no es correcto hablar de eso ahora. Chssss.

Lector, lectora, piensa en tu experiencia, antes de saltar a mi cuello, en qué has visto, en qué sabes de verdad. El hombre cuenta con la fuerza física, pero todos, hombres y mujeres, hijos e hijas, conocemos casos tremendos de mujeres que sojuzgan a sus maridos, que les vuelven locos y les trastornan. Chssss, silencio. De eso no se habla
ahora, no es correcto. Acoso en el trabajo, masculino, pero no seducción, femenina, para trepar. Chssss.

Una amiga, abogada matrimonialista, me decía hace unos días que los casos de saña y de intento de aniquilamiento total del otro que ha visto en su despacho, a cargo de ciertas mujeres, en procesos de divorcio, le hacen odiar a sus colegas de sexo. Chsss, silencio. Algún motivo tendrán, será fruto de años de opresión. Las madres saben mucho de hijos triturados por sus mujeres en trámite de separación: la custodia automática de los hijos, un dinero excesivo, la casa, todo para ellas.

Hay mujeres toxicómanas, trastornadas, raras, machacantes, abusivas, rencorosas, vengativas, obsesivas, pero se esfuman, se evaporan en las estadísticas divulgadas de hombres asesinos. No existen. El crimen, la deslealtad, la brutalidad son, según la moda, exclusivamente masculinos. No es verdad. En un mundo de iguales, deberíamos
tener el valor de repartir pecados y culpas, de catalogar causas y factores. ¡Chssss, cuidado con lo que dices, misógino, machista!

Manuel Hidalgo

(Publicado en el diario ABC, el martes 6 de junio de 2000)